Por Federico Jeanmaire
A mediados de los 80, tuve la suerte de encontrar El Carapachay en una librería de usados, en la calle Corrientes. Era una edición de Eudeba de 1974. Un libro finito, muy finito, que reunía los artículos publicados sobre el delta del Paraná por Sarmiento en el diario El Nacional. Una maravilla de librito. Sarmiento en estado puro. Un tipo que ponía todas sus armas, las palabras, al servicio de sus objetivos. Y el objetivo era convencer a los ciudadanos de Buenos Aires de las bondades de habitar y producir en ese lugar único.
Al principio hace un poco de historia y de geografía comparada con otras regiones del mundo, luego cuenta la expedición que realiza, junto a otros once caballeros entre los cuales se encontraba Bartolomé Mitre, en una “lancha de ocho remos” en 1855, después exige que las islas sean para los que la poseen o para los que la trabajen, de una manera que pondría colorado a más de un político de aquellos que suelen denigrarlo sin haberlo leído, habla también de la posible industria del mimbre, cuenta anécdotas de tigres, sudestadas, más etcéteras y etcéteras. Cuenta su pasión. Cuenta sus enormes ganas de transformar las cosas del país.
Y hay que reconocer que lo logra. Desde su pluma. Al momento de aquella expedición, en las islas sólo vivían 26 personas; en 1875, 20 años después, la población había crecido exponencialmente y se producían todo tipo de frutas, de hortalizas y los canastos de mimbre ya eran utilizados en la mayoría de los mercados de la capital.
Una alegría, que se reedite El Carapachay . Una buena puerta para empezar a descubrir a ese gran escritor que fue Sarmiento. Y para descubrir, también, el poder contagioso de su pasión.
(fuente: Clarín, 14/09/11)
No hay comentarios:
Publicar un comentario