La expedición entra en un territorio con otras reglas. Sus fronteras no son geográficas, no hay propiedad privada de la tierra, no hay ídolos que adorar, no hay reyes ni presidentes. Todo nace desde el agua. Es el territorio del guaraní, constituido por la lengua, la danza, la música y una comunión profunda con el río, la lluvia, el rocío y el monte. Quinientos años después de la llegada del español a este lugar sin oro ni plata, la lengua guaraní resiste en el Paraguay, en partes de Brasil y de Argentina. "Está viva porque se habla, sirve para comunicarse", explica el jesuita Bartomeu Meliá a los expedicionarios del barco. Fueron los jesuitas, hace siglos, quienes le dieron la escritura al idioma guaraní cuando, a diferencia del resto de los europeos, entendieron que había que "escuchar a los indígenas" para poder inculcarles la religión cristiana. Fueron los jesuitas, mientras estuvieron en América, los que lograron establecer un sistema diferente, una mezcla de la cultura guaraní y la cristiana para sus misiones --distinto del resto de las colonias--, con la yerba mate como emblema. Hoy las comunidades guaraníes resisten el embate de los cultivos transgénicos con la fuerza de sus rezos cantados y bailados, cultivando variedades de maíz en extinción; tan vivas como siempre, porque su palabra, que es lengua y sistema de creencias, se habla, es decir, sirve para comunicarse.
El ciclo:
La serie dirigida por Julia Solomonoff y Ana Berard, propone un viaje por los ríos de la Plata, Paraná y Paraguay, desde Buenos Aires hasta Asunción del Paraguay, a la manera de una crónica moderna donde convergen tanto referencias a los relatos fundadores como los debates sobre los efectos que la actividad económica produce en el medio ambiente, pero también en la vida cotidiana de los pueblos costeros.
La serie tomó como punto de partida la expedición fluvial Paraná Ra' anga, organizada por el Centro Cultural Parque España/AECID de Rosario junto con los Centros culturales de España en Buenos Aires, Córdoba y Asunción del Paraguay, que remontó los ríos de la Plata, Paraná y Paraguay en marzo de 2010, desde Buenos Aires hasta Asunción, llevando a bordo una singular tripulación compuesta por artistas, intelectuales e investigadores científicos y sociales, argentinos, paraguayos y españoles.
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