14 de marzo de 2018

Gombrowicz sobre el Delta II

Geografía.. ¿Dónde estoy? He caminado a lo largo de la avenida de eucaliptos, por última vez antes de partir. He estado allí, frente a aquellos árboles, en la perspectiva de la avenida, sobre aquel suelo arenoso, entre cosas nítidas: árboles, hoja, terrón, ramita, corteza. Pero al mismo tiempo estaba en América del Sur, ¿dónde está el norte, el oeste, el sur, cómo estoy situado con referencia a la China o a Alaska, en qué lado está el polo?
El crepúsculo: la gran bóveda de la pampa despide estrellas, una tras otra, enjambres de ellas aparecen resaltadas gracias a la noche, mientras que el mundo palpable de los árboles, de la tierra, de las hojas, este único mundo amigable y creíble se ha diluido en una especie de invisibilidad, inexistencia..., se ha borrado. Pese a esto avanzo, me adentro cada vez más, pero ya no en el camino, sino en el cosmos, suspendido en el espacio astronómico. ¿Acaso el globo terrestre, suspendido él mismo, puede asegurar el terreno firme bajo los pies? Me he encontrado en un abismo sin fondo, en el seno del universo y, lo que es peor, no ha sido una ilusión, sino la más verdadera de las verdades. Sin duda se podría enloquecer si uno no estuviera acostumbrado.
Escribo en el tren que me lleva a Buenos Aires, hacia el norte. El Paraná es un río inmenso por el que voy a navegar.

(De Witold Gombrowicz, Diario 1953-1969, entrada correspondiente al Diario del Rio Paraná, de 1956, Barcelona, Seix Barral, 2005).

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