28 de septiembre de 2017

Poemas de Carlos Enrique Urquía - compilados por Revista Carapachay - la guerrilla del junco

La canoa
Para exaltar tu estado y tu existencia
tu amistad con el hombre y su paisaje
explicaré en mi canto tu lenguaje
y en la isla enredada tu presencia.
La soga que ha enjaulado tu impaciencia
y el agua que es tu pie y es tu hospedaje
te ofrecen un amor de voz salvaje
yo te traigo mi grito que es mi ciencia.
Y al buscarte en el río navegado
y en la forma especial de la corola
y en el remo mellizo y manejado
descubro que la isla no está sola
mientras estén tu tabla y tu costado
resbalando en la hamaca de la ola.
De Amistad en las islas
Vamos hacia las islas
Suben y bajan las navegaciones.
Detrás del puño del agua
conspiran los movimientos vegetales de las islas.
La mariposa en el biplano aplauso
el aire sólido
y los pescados forrados de agua.
La talabartería que cita las industrias en la escama
en el relieve tibio
en los perfiles.
Se vacían los pájaros en los pecíolos de la luz
cuando remamos nuestro entusiasmo de mapas
de sangres pulidas.
Nos desnudamos desde el sexo hasta la primavera
y el tiempo es una araña de inteligencia olorosa que no respetamos.
Verde y blanco
entramos en la vida
canjeamos opiniones.
Las hectáreas citas sus asambleas en el corazón
hay un botellón donde juegan tus muslos.

Ejercicios con pescados
1. El bagre resbala
sus bigotes guías de la espuma
tiene la temperatura del rocío
la concurrencia autóctona del agua.

2. Ovalo de la boga subido a los espejos de la escama
furia del marinero
sopla su valentía más allá del calabozo del anzuelo.

3. El dorado
una lámpara
también la pantorrilla ensangrentada
un óxido reunido para la libertad del sol silvestre.

4. La cucharita
el llavero colgado en las burbujas
empieza la mojarra
y el hambre es un pimpollo destapado
cuando es velocidad de superficie.
Y consigue que el río
lo exponga al infinito.

5. Lacio
el patí
¡oh lirio invertebrado!
soga celeste y gris que estás en las corrientes.

6. Ruido de cobre húmedo
cuero con hierro blando
en la orilla extraída
el armado
es el agua que cruje su cartílago de barro.

7. El surubí
flota su muslo serio
su fauna cabezona y alunada
su diámetro tendido en los aguajes.
Es ancestral y hondísimo
aunque suba en la costa su lento coletazo
aunque la luz lo marque en las corrientes
aunque sea una campana mojada y silenciosa.

8. El dentudo es un peine
una lanza sin jefe
la antigua puñalada con pecíolo de tanza.

9. El pejerrey
¡qué fresca empuñadura!
La plata se sumerge
pero él es subcutáneo
apenas un contorno que se le escapa al río.
Que la muerte le sea una botella limpia
uncido a la esperanza de la pesca
de pie en la correntada.
Que la muerte se encienda en sus estrofas
y el pescador de caña
rescate su belleza al borde del invierno.

De La Cimbra
9
Colgado de la siesta
con las espadas jóvenes.
El clavel del aire
pone nudos de viento
con una cinta igual a tu mirada.

10
La primavera salta el horizonte
y cae en las islas.
Para no estar ni más acá ni más allá
tiene su taller en el durazno
vecino de tu boca.
Camina con un solo pie
arrastrando sin ruido
su carne y su acompañamiento.
Y nunca se va del todo
pues ya ha dejado su poema
entre el río y las estrellas.

28
La lluvia de las islas
Con su mecánica de agua
Sobre el Rama Negra.
La lluvia que nace en el tiempo
come la tierra como una medicina.
La lluvia de cristalerías grises
desnuda y elegante en su tela de vidrio.
La lluvia perpendicular a los insectos
con su escritura de viento.
La lluvia de los antiguos botellones
aceitando las líneas de las flores.
La lluvia atornillada en la memoria
como una conversación de la biología.
La lluvia filatélica de los helechos
octogonal e hirviente en las arañas.
La lluvia con mirada de animal
recorre los caminos de tus ojos.
de Rama negra
El Blanquillo
Con el agua insinuada
con el viento girando en la humedad entera
el blanquillo se mece
cuando el pájaro vuela los troncos de ojos claros.
La cortadera
la pajabrava
el plumacho.
El blanquillo
en el paisaje lujurioso y ancho
se hace y deshace
con sus células grises y con sus miedos ácidos
El blanquillo sujeta las famas de las islas
vive y muere en su espacio.
Los silencios lo enciman con sus tambores secos
él es uno de tantos.
Islas de día cicatrizado
La tierra femenina
interviene y dibuja las raíces del barco.
Yo ya no puedo atravesar mi piel
mi turismo lisiado.
Yo ya no puedo salvar con un salto los modos
dejar en el camino la campera con hábitos.
Ancho el Gutiérrez casi el Uruguay
en la boca una isla como una mosca
flotadora y atenta a las siestas del sábalo.
Quieto adulto y experto
miro desde la sangre estos aguajes anchos.
Mientras en otros tiempos
de memorias y olvidos
me recorren el cuerpo unos muchachos.

6
Una rama nace de tu saludo
es la península del paisaje.
Las ramas vecinas comentan lo ocurrido
mientras el sudeste jaula y libertad
retrocede hasta el almanaque
como hace diciembre cuando se convierte en año.
¿Qué decisión ha tomado la poesía
que su infantería invade las maciegas
y se adelanta cardinal
correo herido
hacia la batalla del verano?
El mundo desova sus tarugos sobre mi lengua
donde los hombres llegan jadeantes
y el rocío y la mañana de limón
intervienen en los verticilos de la espuma.
Soltando el remo tu saludo desde lejos
el río navega en tu saludo.
Es la rama de las islas del Ibicuy
la ecuación vegetal
el instinto feliz que vive en la geografía.
Pero hay una acción decisiva
porque con un manotón
rasgó angustiadamente la humanidad.
Existir es el grito del insecto
mientras tu mano queda colgada detrás del río
como un foliolo de América.

7
Un poema de las islas del Ibicuy
sin recompensa alguna
Una soledad heroica
en las alacenas de su biología.
Desde el adentro de las palabras
capitanías de venas y de tiempos.
Una hermandad gratis
que conspira con las glándulas del paisaje
cuando el río escribe sus arcillas
y el árbol coincide con las luces de la primavera
y con la corbata amarilla de su leña.
Ya han desaparecido todas las ideas
decapitadas
y las geometrías del limo corrigen sus sastrerías
porque es tiempo de no ser remunerado
para que la belleza sea la revista
que presente a los hombres.
Un poema con palabras sin pecíolo
ni ramas
ni troncos
ni yemas
ni organismos.
Con la boca solamente abierta en su sonido
y el oxígeno trayendo
a las horquetas de los agarrapalos.
Porque no se trata de tener razón
sino de tener poema.

17
Has entrado en las líneas
y has dejado que el agua
regrese a sus apósitos de curvas indirectas.
La mariposa y el sarandí
son válvulas del tiempo
en una encrucijada
de oxígeno dulce.
Casi en la desigualdad
los hervores del estambre se pierden.
Hay un carbón con luz y cicatrices:
el sol con la prosodia de la abeja.
Yo sigo la escritura destruida
el paréntesis
el segmento
vuelvo los pies hacia los sitios sociales
porque he jugado el número de las arterias.
El antiguo espinel con cuestionario
entre el barro arenoso y las crecientes.
De Sintaxis del Ibicuy

FUENTE: https://revistacarapachay.com/2017/09/28/1829/

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