La resentida
Con mi silencio haré
una máquina de guerra,
con retraimiento
una catapulta
que arroje una y otra vez
las piedras más desgarradoras,
las que brotan apretadas
de las fisuras volcánicas.
Con mi silencio
un corredor de lava,
un lloradero de fuego
que vuelva
la zona impasible.
Pertrechos de combate,
material estratégico
desviados todos, con mi oscura
sola decisión de callarme.
Un arma
mortífera construiré
armaré, lanzaré
siempre en futuro
como los planes perfectos.
La venganza se cumple
inflexible en el futuro.
En el presente hay ojos
menudencias, imprevistos,
un temblor en la mano
de la víctima
que vulnera.
La venganza
desplaza el tiempo,
el futuro puede
sacarme este aspecto
penoso:
el vituperio de los mercaderes
la diatriba de los justos.
(“La hybris”)
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