23 de mayo de 2017

Claudia Aboaf: "Mi idea era hacer estallar la identidad tal cual la conocemos"

En "El Rey del Agua", Claudia Aboaf sitúa al lector en el paisaje del Delta de Tigre para abordar la distribución del agua como un recurso, que algunos buscan exportar para generar negocios, pero que también genera condiciones de vida muy desiguales para los habitantes de ese municipio.
 
 
 Aboaf, nieta del poeta y guionista de cine Uyses Petit de Murat, elige el Tigre como escenario de la segunda novela en la que vuelve a contar los vínculos entre las hermanas Blanco: Andrea y Juana -que ya habían aparecido en su novela anterior "Pichonas"- y que, a partir de una noticia sobre la muerte de su padre, son convocadas a pensar su pasado y su identidad.

La tercera novela de esta autora (editada por Alfaguara), que hace cinco años vive en el Tigre, llega después de "Medio grado de libertad", publicada en 2003, y "Pichonas", en 2014.

Durante la entrevista con Télam, Aboaf adelantó que está trabajando en una próxima novela en la que volverá a abordar el vínculo de estas hermanas tan diferentes que hasta el momento están atravesadas por un intenso desencuentro.


- Télam: ¿Qué te aportó el paisaje del Delta a la hora de escribir la novela?
- Aboaf: Cuando la narradora dice "no hay nadie aquí ni en el fondo del universo" es un poco el estado en el que encontramos a un personaje que está en un paisaje en el que lo permanente es el cambio, donde las islas crecen y decrecen, el terreno es poco mensurable, los ríos, que son las calles, cambian de manera impredecible, aún para el que es conocedor. Esta precariedad que hay en cuanto al paisaje, y lo poco predecible que es, a la narradora se le va imponiendo como una manera de escribir que la llamo líquida, también donde no hay un andamiaje para sostener el lenguaje y el lenguaje se vuelve poesía, se vuelve flujo como el río y en ese fluir es donde las cosas se entrelazan de manera impredecible.


- T: ¿La novela empezó cuando vos ya vivías en el Delta?
- A: Para mi propia sorpresa mi novela anterior ("Pichonas") termina en el Tigre pero no tenía ningún plan de vivir allí y tampoco de seguir con los mismos personajes (Andrea y Juana). Luego me mudo a la zona de Tigre y surge un amor loco por ese delta que yo veo luminoso y me impacta. Hace cinco años que vivo ahí. Siempre hay un delay con los libros. Yo había dejado a Andrea en el último minuto en el Tigre porque le había pasado algo que llamo "el último miedo posible" y desemboca en las islas. En ese momento no esperaba mudarme efectivamente al Delta y una vez ahí, ese paisaje se empieza a imponer en mi modo de vida. Empiezo a remar y tomo cursos porque es una manera de conocer esas calles de agua de una manera silenciosa y tradicional.


- T: Sobre el personaje el Rey del Agua ¿hubo alguna referencia en especial? ¿cómo lo construiste?
- A: ¿Qué pasa cuando te comprás un paisaje? Te pasa que te enamoras de la belleza, de los ríos. Después del remo yo empiezo a sentir la necesidad de nadar. Vemos gente que no se quiere meter y sospecha de cosas que pueden aparecer debajo del agua. Cuando empezás a ver esa belleza, también empezás a ver el descuido de ese paisaje, de ese territorio líquido y también su usufructo. La gente muchas veces lo piensa como un turismo local, como el paseo en lancha, pero no se conoce el impacto que tiene y los emprendimientos de las grandes cadenas hoteleras que se quisieron instalar en las islas (que están en veremos), por ejemplo clausurando arroyos y generando inundaciones en otras islas. Un delta es un sistema hidráulico que como todo sistema ecológico, tiene su propio sistema de equilibrio, de mantenimiento y cuando eso se rompe los perjuicios son muy grandes. Sobre este personaje, cada lector va a encontrar señales suficientes para identificar o no algún gobernante. Puede ser un paroxismo de un gobernante que se ve, por las nuevas leyes, gobernando uno de los municipios más ricos del país y decide hacer usufructo del agua.


- T: ¿Cómo se fue profundizando tu mirada sobre el lugar y ese paisaje al avanzar en la trama?
- A: Lo que empiezo a descubrir cuando me instalo ahí son los perjuicios que trae la urbanización de las costas del Luján, donde es increíble que no haya lugares libres para la gente porque todas las costas han sido vendidas a un emprendimiento monopólico con el cual el gobernante negocia. Eso empieza a arruinar el sistema de humedales en este sistema hídrico que incluye islas y continentes, con tierras bajas que necesitan los propios canales para desagotar. Ves una diferencia muy grande entre los barrios privados y los vecindarios, que tienen la tierra a nivel del mar y la cota que le piden a los barrios es de 5 metros. Ese desnivel provoca que el agua derrame en los vecindarios, que no tienen agua corriente pero muchas veces están llenos de agua y no tienen como desagotarla. De toda esta observación (tanto de la belleza que se impone como el desequilibro causado por la falta de leyes hídricas) se me ocurrió esta trama, que la pienso también en relación a las grandes civilizaciones que hubo en Medio Oriente donde el agua era todo. Este gobernante, que se vuelve un rey faraónico, intenta seguir en parte los sueños de Sarmiento, que quería traer el turismo, lo intenta y fracasa y quería exportar fruta y madera. El rey del agua dice "lo que tengo es agua dulce en una época en la que el precio del petróleo sigue bajando y en cambio el agua empieza a escasear", entonces decide exportar agua.


- T: En esta segunda novela las hermanas siguen tratando de encontrarse. ¿Cómo pensás ese vínculo?
- A: Lo logran en la tercera. Esta no es una novela deudora de "Pichonas" y se puede leer de manera diferente. El otro día alguien me dijo que lo planteé como la precuela del Rey del Agua, porque ahí pueden ver el origen de la pelea de las hermanas.


- T: El de la identidad es precisamente uno de los ejes temáticos de la novela...
- A: La pregunta sobre la identidad me pareció interesante porque retomo el planteo de Descartes en una de sus meditaciones sobre el pensamiento que podía existir liberado de huesos y carne. Lo que nunca se imaginaba es que ese yo maravillosamente autónomo podía existir en las redes y que la gente abandonara el cuerpo delante de la pantalla. El abandono de esa identidad, a través de la navegación relacionada con el robo de la identidad, me permitió abordar otro aspecto de este tema. Mi idea era no contestar las preguntas sino hacer estallar la identidad tal cual la conocemos y me refiero también a la memoria. ¿Es la memoria la que constituye la identidad, es la filiación la que constituye la identidad?

[fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201609/164337-claudia-aboaf-mi-idea-era-hacer-estallar-la-identidad-tal-cual-la-conocemos.html]

No hay comentarios:

Publicar un comentario