A la
orilla del agua
las
amarillas cañas
tienden
lazos de muerte.
El sol duerme sin ira
sobre
la mano
que
paciente espera.
Al cabo,
un
minúsculo pez
tiñe de azul
la
punta del anzuelo.
Y una porción de cielo,
más
pequeña
que
la hoja de una rosa,
se
revuelca sobre la tierra,
de
muerte herida.
Inútil danza:
El
pescador vuelve a hundir
su
caña
y el
sol, sin ira,
a
dormirse en su mano.[Fuente: http://pajarodemimbre.blogspot.com.ar]
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